El pasado sábado, miles de fanáticos del heavy metal viajaron desde todos los rincones del mundo hasta Birmingham, Inglaterra, para rendir homenaje a Ozzy Osbourne en el concierto “Back to the Beginning”, una celebración de 10 horas que marcó la última aparición de Black Sabbath en el escenario.

A sus 76 años y con problemas de salud, incluido el Parkinson, Osbourne apareció en un trono decorado con calaveras y murciélagos, emocionando a los más de 45.000 asistentes con un set de cinco canciones en solitario, incluyendo su clásico “Crazy Train”. Su energía, bromas y hasta una pistola de agua arrancaron risas y ovaciones.

El momento más esperado llegó cuando los miembros originales de Black Sabbath —Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward— se reunieron para interpretar temas como “War Pigs” y “Paranoid”. Fue la primera vez que tocaban juntos desde 2005.

El evento también contó con presentaciones y homenajes de Guns N’ Roses, Metallica y otros grandes del rock, además de mensajes en video de estrellas como Dolly Parton y Elton John.

Para muchos, no fue solo un concierto, sino una despedida espiritual. Hubo quienes esparcieron cenizas de seres queridos, otros que prometieron llamar “Ozzy” a sus futuros hijos, y muchos que gastaron hasta lo que no tenían para estar allí.

Con lágrimas, riffs y una ovación final que retumbó en todo el estadio, Ozzy cerró su legado como el eterno “Príncipe de las Tinieblas”.

Fuente: Alex Marshall, Reportando desde Birmingham, Inglaterra